Monasterio de Tentudia es una de las marcas de vinos más icónicas, símbolo de distinción y vestigio vivo de uno de los mayores éxitos comerciales, de Extremadura. Un vino del que se llegaron a envasar y comercializar varios millones de botellas anuales.
Con la caída de VIÑESA, bodega titular de marca, esta es adquirida por Bodegas Ángel Ortiz (Zafra), quienes trabajan con el firme propósito de recuperar el cetro y lustre de años pasados. Lo primero que hicimos cuando nos llamó la bodega fue hacer un estudio previo y una auditoría técnica, donde sometimos al vino a un análisis de los parámetros analíticos más significativos, además de un juicio organoléptico de nuestro panel de cata, gráfica, para analizar la visión o percepción que el consumidor tenía del producto antes de probarlo y comercial, donde analizaríamos la estrategia de marketing empleada hasta el momento.
Tras este análisis previo nos encontramos ante una marca posicionada en internet por inercia, marcada principalmente por su influencia offline. La experiencia de usuario y el contenido actual que se propone no consigue retener ni convertir. A raíz de estas conclusiones nos ponemos manos a la obra y trabajamos para llegar al producto actual.
En cuanto al diseño del producto, tratándose de una marca consolidada hemos querido mantener la estructura principal de la etiqueta para no afectar el reconocimiento por parte del cliente. Hemos aumentado un poco el % de etiqueta sobre la botella y hemos querido darle protagonismo a los elementos más importantes, reordenando y limpiando otros que pueden ir en la contraetiqueta. Uno de los cambios más importantes a nivel de acabados es la poca presencia del stamping oro respecto al diseño anterior. Ahora sólo está presente en el escudo de la bodega y un nuevo elemento, un sol. El resto de la etiqueta va en mate. También se han ajustado y cambiado las tipografías, generando de esta forma una nueva imagen más actual sin perder su clasicismo.
